Un Contacto

Una genética especial, El Hijo de Dios y el Hijo de Hombre enseñó como uno, trayendo las enseñanzas por palabra y ejemplo, que debemos morir a nuestro ego, rendición a nuestro Creador amoroso, y resucitar nuestro Cristo interior mismo. El maestro Jesús y Emmanuel también dieron énfasis a la necesitad de amar a Dios sobre todas las cosas, y amar a todos los hombres como a sí mismo.

Una entidad de la sexta dimensión que no necesitaba reencarnar en la Tierra, por amor regresó a hacer el más grande de su Misión que lo llevó a la séptima dimensión. El es el único ser en el Universo Físico que está a ese nivel de conciencia.

Jesús fue una persona de nuestro planeta, no un extraterrestre. Más bien sería él "Un Terrestre Extra" , que a través de múltiples encarnaciones alcanzó un alto nivel de evolución. 

Ya no necesitaba encarnar, sin embargo, por amor a la humanidad aceptó volver, como el "Maitreya" o Buda de la compasión, para compartir su iluminación y guiar a la humanidad hacia la paz y la verdadera felicidad del amor y servicio.

Era muy importante que alguien de ese nivel (Jesus era un ser humano 3,6 de tercera dimensión física en una sexta dimensión de conciencia) viniese y nos recordara la gran expectativa a nivel cósmico que pesa sobre nuestro planeta. Por ello él vino una vez más, dejando atrás su lugar como Gran Señor de Shambhalla, ya que se encontraba espiritualmente dirigiendo a la Gran Hermandad Blanca-de-la-Tierra-en-el-intramundo.

Jesús era un ser humano extraordinario que progresó con gran esfuerzo a través de sus diversas existencias en nuestro planeta. El Mesías llegó al nivel de no sólo aceptar volver, sino prepararse para sufrir en carne propia lo que es la purificación planetaria mediante pruebas muy duras en lo material, moral, psíquico y espiritual.

Las máximas pruebas a las que estuvo sujeto se canalizaron por medio de la inconciencia, la incomprensión, el egoísmo, la ignorancia y la necedad de los demás, que en resumen no es otra cosa que el miedo al cambio y la transformación. Pero sólo así se podía sacar a la humanidad del error y hacerles recordar su responsabilidad colectiva, mostrando como alternativa el ejemplo de compresión y de amor sintetizados en el perdón, que llega a ser una fuerza tal, que supera incluso la muerte física y da poder espiritual sobre-la-materia.

Él tenía que conmover a otros iniciando una reacción en cadena de espiritualidad, motivándonos con su ejemplo y actitud a intentarlo también, trascendiendo los esquemas y perjuicios, los dogmas y todo aquello que resta libertad a la mente, al alma y al corazón. Además la vida de Jesús fue una lección de sencilla y práctica espiritualidad, en donde la enseñanza más profunda fue recordarnos nuestro lugar; aquel sitial que nos ha sido asignado por las Jerarquías-en-el-Plan-Cósmico.

El planeta Tierra había sufrido hace miles de millones de años (mucho tiempo antes de la existencia de los dinosaurios) impactos de lluvia meteórica que extinguieron la vida en ella transformándolo en un lugar estéril; por ello fue escogido junto con otros siete planetas por las Jerarquías del Cosmos para incluirla en un proyecto mediante el cual, viajando a través del tiempo y el espacio, se llegó a éste mundo antes de que muriera, y se le dio una segunda oportunidad, creando a su alrededor un tiempo paradójico y alternativo. Imaginémonos por un instante que el tiempo en el universo es como una espiral ascendente, y que en una de las curvas de la espiral se genera un círculo adicional y tangencial.

Al final de un ciclo cósmico se estaría esperando que con la supervivencia de la humanidad a su adolescencia espiritual, se produzca la reconexión, de tal manera que haya "un final de losTiempos ", conectándose definitivamente el tiempo alternativo con el Real tiempo del Universo. Entonces será como si nunca no hubiese sido.

Vivimos en un universo material de siete dimensiones, por lo cual poseemos siete cuerpos para actuar en aquellas dimensiones.

La mayoría de los individuos que habitan nuestro mundo son seres de 3,3 lo cual significa que se mueven dentro de la tercera dimensión con sus tres primeros vehículos: el cuerpo físico, el astral y el mental inferior que es el carácter y la personalidad. Pero Jesús era un 3,6 habiendo llegado a desarrollar en vidas anteriores su Conciencia espiritual de sexta Dimensionl 6. Mientras que los extraterrestres que nos visitan son seres de 4,4 esto es, que se mueven en una cuarta dimensión viajando a través del tiempo y del espacio, y con una conciencia de su potencial psíquico. Los que asistieron el nacimiento del Maestro Jesús eran 6,6.

Después de su resurrección, Jesús pasó a ser 4,7 nivel éste de séptima Dimension que nadie había alcanzado hasta ese momento, (conquistar, y alcanzar La Conciencia De La Esencia) abriendo la puerta a realizaciones mayores de la propia humanidad.

Hace miles de años un grupo de extraterrestres descendieron en la Tierra, precisamente en el Desierto del Gobi en la Mongolia, y allí fundaron Shamballa, la capital del mundo subterráneo, y se constituyeron en la Gran Hermandad Blanca de los Retiros Interiores, como guardianes del conocimiento oculto de la historia real de la humanidad, siendo reemplazados con el tiempo por terrestres de gran calidad espiritual.

La Tierra, como ya sabemos, se encuentra en un tiempo alterno respecto al Real Tiempo del Universo, por lo cual, la presencia de Jesús o también llamado el Señor del Tiempo, por su dominio y autoridad sobre la cuarta dimensión producto de su avance espiritual permitió comenzar a reconectar los dos tiempos, asegurando con ello una continuidad en el proceso, ya que los acontecimientos presentados en nuestro mundo estaban complicándose cada vez más, escapando de cualquier control u orientación posible de parte de los extraterrestres vigilantes.

Así las posibilidades de un reencuentro disminuían lo que podría ocasionar una paradoja espacio-temporal que llevaría a la inmediata supresión del tiempo y proceso terrestre. De ahí que en los planos elevados se solicitara un voluntario para encarnar como misión a la humanidad, al Plan y a la conexión cósmica, señalando el camino a seguirse. Y ése fue el real ser-de-Jesús.

Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes (Naves.) del cielo, con poder y gran gloria. Mateo 24:30-31